jueves, 14 de abril de 2011

Fin del capítulo

Los ojos empañados. El sudor baja por la frente. Y cuando nuestros labios se encuentran, pareciera que el universo entero se detiene en un solo instante; la gravedad disminuye mientras nuestros cuerpos, unidos por el centro mismo de la vida, se elevan en una danza tan antigua como la vida misma. Mis piernas se tensan, mi cabello se eriza en la cabeza en un gesto voluntario ancestral, y mis manos, estas manos que quieren atarse a ti, te halan, nos juntan cada vez más, deseando que nos fundamos en uno solo, que este momento dure para siempre. La piel parece crepitar como las llamas de un fuego dentro de un cristal, despacio y con desesperación, el aire no es suficiente, está a punto de explotar. Jadeamos en busca de oxígeno pero el frío de un segundo aparte duele en los huesos. Y te veo con los ojos cerrados, tus manos me aprietan por la espalda y siento cómo tus dedos rozan mi piel en el fin de la blusa. Te siento, te siento tan cerca, te siento tan perfecto, te siento tan destinado, tan merecido, tan anhelado. Y tu me besas con furia, con el dolor anticipado del segundo culminante. Y ahora somos solo uno...Una explosión de aire, un estremecimiento del cuerpo, que es puro instinto, pura esencia que nos hermana, que nos respalda...Y despierto sobresaltada, pensando que solo fue un sueño. Pero siento el tibio temblor de tu respirar junto a mi. Y sonrío, aunque se que mañana ya te irás sin vuelta atrás...


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